En lugar de un currículo centrado en contenidos hablemos de un currículo centrado en la realidad de la comunidad y la diversidad.

 

Por : Maria Zoraida Rios Herrera
Docente de Aula ENS Jericó

 

“La educación debería llevar a cada persona a descubrir, despertar e incrementar sus posibilidades creativas, actualizando así el tesoro escondido en cada uno de nosotros”

Delors, 1996

Bajo esta afirmación la escuela debe reformular el tratamiento del currículo, porque aun y conociendo las múltiples teorías que se han construido en la actualidad sobre el tema, la educación se centra en el currículo fundado en contenidos y desconoce con ello la naturaleza holística del estudiante, la diversidad como característica de la especie, la realidad del momento, las necesidades de la comunidad y las condiciones económicas y políticas en las que la educación se tiene que movilizar, visto así el panorama curricular de la educación nuestra continua dándose a espaldas de la realidad y desconociendo la utilidad para la vida misma.

En ese orden,  la diversidad no ha sido objeto de investigación, tampoco reflexión académica y pedagógica profunda, en consecuencia aparece este tópico señalado por ley, por lo tanto llega como derecho fundamental que se tiene que ofrecer a los estudiantes y no como tratamiento de la naturaleza humana y responsabilidad de la escuela, bajo esta característica la educación  no ha logrado incorporar la diversidad como fortaleza y responsabilidad y en cambio se asume como obligación que solo obstaculiza la tarea del maestro.

Teniendo en cuenta lo anterior  la responsabilidad de la escuela debe girar su mirada a la construcción  y aplicación de un currículo que responda a la necesidad de la comunidad y del momento actual humano, dicho sea de paso, a la diversidad.

En la actualidad se habla mucho de DIVERSIDAD, sobre todo en el ámbito educativo, por múltiples causas. Así mismo son variados los puntos de vista de profesionales en el área, en tanto (desafío, riqueza, controversia, limitación, posibilidad…) que se abordan temas variados y se destacan los problemas, las consecuencias sociales, culturales, académicas, económicas y políticas haciendo énfasis en los valores de la interculturalidad y la multiculturalidad, fenómeno al que se le denomina, en muchas esferas, “tratamiento de la diversidad”. El término diversidad pretende acabar con cualquier tipo de discriminación, expresiones peyorativas y malsonantes, así como abrir un amplio y rico abanico respecto al ser diferente.

Indudablemente, no basta con que se produzcan solamente cambios en el vocabulario y las expresiones, sino que lo verdaderamente importante es que el cambio se produzca en el pensamiento y las actitudes, y se traduzca en nuevos planteamientos de riqueza e intercambio en nuestra sociedad  y en nuevas prácticas educativas que traigan consigo una nueva forma de enfrentarse con la pluralidad y multiculturalidad (Arnaiz, 1999: 2).

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