Escuela de padres E.N.S. Jericó

A través de los tiempos, los padres han educado a los hijos siguiendo pautas semejantes a las que percibieron en sus propios padres. Sin embargo, esto ya no es así en nuestros días; fundamentalmente porque desde el último tercio del siglo pasado la sociedad se ha visto sometida a cambios vertiginosos. La familia, y la propia institución escolar, no han sido ajenas a estos vaivenes sociales. La televisión, la publicidad, las nuevas tecnologías, la desestructuración familiar, la evolución del mercado laboral, etc.; entre otros muchos factores inciden drásticamente en la labor educativa que se intenta llevar a cabo en la familia y en la escuela.

Por otra parte, las ciencias de la educación también han evolucionado y nos pueden proporcionar a los padres instrumentos muy valiosos a la hora de afrontar la educación de los hijos. El amor que los padres profesamos a los hijos es el mejor punto de partida, pero sólo esto no es suficiente para alcanzar el objetivo: la felicidad de nuestros hijos y, gracias a ella, la nuestra.

La escuela de padres, inmersa en el ámbito escolar, puede ser un excelente instrumento para propiciar a los padres y madres la información y la formación necesarias. En este sentido, las escuelas de padres deben ser:

  • Un lugar de encuentro para intercambiar experiencias y reflexionar
  • Un medio para depurar hábitos incorrectos en los padres (autoeducación)
  • Una herramienta para mejorar la calidad educativa en la familia
  • Requieren una asistencia sistemática y una programación

Con frecuencia suele darse la denominación de escuela de padres a actividades que no lo son exactamente. Estas actividades pueden ser igualmente interesantes y enriquecedoras, al mismo tiempo que complementarias, pero no conviene confundirlas con una escuela de padres. Quizá convenga ser conscientes de que una Escuela de Padres no es:

  • Un ciclo de conferencias.
  • Un consultorio psicológico o familiar.
  • Un lugar al que sólo se asiste para escuchar.
  • Una actividad desvinculada de la comunidad educativa.
  • Un espectáculo al que se asiste para ser entretenido por una estrella de la erudición.

Para que una Escuela de Padres sea considerada como tal, entre otros aspectos, requiere:

  • La implicación activa de toda la comunidad educativa.
  • Una programación y evaluación.
  • Compromiso de las personas que quieran asistir.
  • Asistencia técnica.
  • Trabajo en pequeños grupos, dirigidos por un monitor.

En todo caso, la orientación filosófica y pedagógica de una escuela de padres es muy importante para que ésta no se convierta en un elemento de provocación contradictoria, antes que en un soporte de nuestra acción educadora. Debemos ser conscientes de que en la actualidad existe una gran variedad en la oferta de ponentes. Se debe cuidar escrupulosamente la elección de los mismos.